Jyssmar.

También llamada La Ciudad de los Hechiceros por ser el centro de práctica y enseñanza de magia más importante de Anthaggar. Fue fundada alrededor de un pequeño puesto fronterizo en los límites del ya desaparecido Reino Abandonado con Analensk, Con los años, esta pequeña fortaleza fue creciendo hasta adquirir el estatus de ciudad y, posteriormente con la desintegración del Reino Abandonado, se hizo independiente. Al encontrarse en la llamada Ruta Oriental, el eje comercial que discurre paralelo a la costa y que une las provincias orientales del Imperio y los países de allende el Muro de los Gigantes con la parte norte de Anthaggar, Jyssmar se nutrió de mercaderías y conocimientos de todos los puntos cardinales. Pronto destacó como centro de estudio y conocimiento y fue elegido por los primero hechiceros como base de operaciones. No fue hasta el fin de la Primera Guerra de Devastación que los magos no tomaron el control de la ciudad, ante el vacío de poder creado al desaparecer durante la contienda la mayoría de su clase dirigente. Los magos establecieron el actual sistema de gobierno, en que el cónclave de Hechiceros ejerce el poder, dejando las tareas de administración en manos de magos de más bajo nivel y otros funcionarios.

La ciudad esta dividida en tres partes: El Barrio Exterior, el Anillo y la Ciudadela. El Barrio exterior difiere poco de cualquier otra ciudad de Anthaggar. En él se concentran artesanos, comerciantes, mercados y zonas residenciales. El Anillo, en cambio, es un barrio particular que no se encuentra en ninguna otra urbe. En él destaca el imponente edificio de la Escuela de Hechicería, coronado por una de las mayores cúpulas del mundo y a su alrededor se sitúan los demás edificios administrativos de la escuela y la ciudad.: la biblioteca, el laboratorio de alquimia, el archivo, las torres de los Maestros, etc. La tercera parte de la ciudad, la Ciudadela, es sin duda la más especial. Se trata de un pequeño complejo de torres y otros edificios que se alzan sobre un peñasco, que a su vez flota sobre la ciudad a cierta altura. La Ciudadela es lo que queda de una gran fortaleza volante que los hechiceros crearon para enfrentarse a El Temible durante la Segunda Guerra de Devastación. Esta fortaleza fue atacada por varios dragones aliados de la Oscuridad y destruida en su mayoría, pero los magos pudieron salvar el resto y desde entonces permanece anclada a la cúpula de la Escuela sobre la ciudad. En ella se alojan los miembros del cónclave de Hechiceros, los más poderosos, sabios y ancianos de entre los magos, los gobernantes de la ciudad.

Los territorios de alrededor de la ciudad están en manos de nobles señores y caballeros que han jurado fidelidad a la ciudad y al cónclave. A cambio de su vasallaje, el cual les compromete a proteger las fronteras del Estado y acudir en ayuda de la ciudad si fuera atacada, tienen poder absoluto sobre sus tierras y sus habitantes, como cualquier otro señor feudal de un reino cualquiera. La ciudad apenas ha tenido que hacer uso de este juramento de vasallaje, pues desde que está gobernada por los hechiceros nunca ha sido atacada o asediada. Quizá sea por los poderes de sus dirigentes, pero las fuerzas de Jyssmar siempre han sido capaces de adelantarse al enemigo acechante y plantearle batalla antes de que llegara a las murallas de la ciudad. Además, Jyssmar siempre ha logrado reunir un buen número de tropas regulares (provinientes de los señores feudales vasallos) a las que se le añade un destacamento de magos-guerreros, los únicos en Anthaggar de esta clase y que sólo actúan juntos en casos excepcionales y para defender su Estado. Estos mismos magos-guerreros fueron los que, en los albores de la Era del Acero, lograron desterrar a El Temible a los confines del otro mundo, y allí es donde ahora aguarda y prepara su retorno.

Los hechiceros son y han sido siempre un colectivo hermético, poco dado a divulgar sus secretos o actividades. Aunque todos son leales al cónclave de Jyssmar, los que viven e otras ciudades son también ciudadanos de esos reinos, y muchos se cuentan entre los consejeros y ayudantes de los soberanos. Esto levanta muchos resquemores entre los demás súbditos y funcionarios, pues nunca están seguros de a quién deben más fidelidad ni en qué bando lucharían si se diera el caso. En estos reinos donde la presencia de magos es importante hay pequeñas escuelas de magia, donde se localizan y preparan a aquellos que manifiestan el Don y que, posteriormente, deberán viajar hasta Jyssmar para proseguir y terminar su adiestramiento en la Magia. Estas escuelas también hacen las veces de embajadas de Jyssmar y de refugio para los hechiceros de paso. Los Reinos del Norte son los que más trato tienen con los magos. En los estados que antiguamente formaban el Imperio de Shanndalä son más escasos, y también la gente que tiene tratos con ellos abiertamente, pues el histórico enfrentamiento que los hechiceros sostienen con la Iglesia les ha convertido en gente poco apreciada en aquellos países.